Paco Page, el Estilita
No sé qué imagen tenéis de un columnista. Os cuento; los hay de diversas clases y condiciones: guapos (yo) y feos, listos (yo) y tontos; es broma. Es un oficio creativo, que dota a los que lo practican de una cierta aura de sabiduría más falsa que un euro de madera porque algunos, léase el tal Sostres, hacen afirmaciones absolutamente intolerables. Aunque los hay de diferente ideología, la diferencia esencial, entiendo, tiene que ver con la cantidad de dinero que cada uno recibe por su trabajo; es decir, tiene que ver con la importancia del medio en el que publican.
Yo, que cobro en especie y en halagos, no he oído, hasta ahora, a nadie ponerme a parir a causa de mis escritos quizá porque nadie me lee (es broma) o porque no se atreven ya que saben de mi proverbial mala leche; sí he leído algún que otro comentario elogioso de gente a la que desconozco, lo que me supone un auténtico problema porque cuando sé que hablan bien de mí engordo (no te puedes imaginar cómo tengo de hermosones el culo y la barriga).
Ahora, en serio, os cuento que para mí es un placer poder decir por escrito en cuatro periódicos lo que pienso de lo que pasa en el mundo sin más pretensiones que hacerlo cada vez mejor y reírme un poco que falta me hace –yo soy profesor en el instituto Santiago Grisolía y vivo en Cuenca–. Con mis otros compañeros de la Columna cinco (somos quintacolumnistas) llevo publicadas más de trescientas (ya no las cuento) en el grupo El Día, desde el año 2003, y un libro resumen; ambas razones me han obligado a reunirme en opíparas cenas (rollito de primavera y pollo con salsa agridulce) para debatir, acordar y conspirar, fruto de lo cual y de mis innatas actitudes sociales he conseguido que mi partido, el PSOE, me presente a las próximas elecciones municipales en el puesto 23 (tengo el mismo número queDavid Beckham llevaba en el Real Madrid pero obviamente muchas menos aptitudes); te lo digo para que no te imagines que soy puro y neutral (nadie lo es) y para que sepas que tengo una opción política que en absoluto me condiciona porque lo que más me “pone “ es arrimarles candela a los míos, cosa que hago con cierta frecuencia (por cierto, entonces los “jefes” no me llaman para felicitarme ni me ponen mensajitos cariñosos).
Antes del 2003 fui un columnista de la secreta, escribía con seudónimo (el vate Venancio y Acracio P., Artemio P.) en diferentes periódicos; incluso una vez me publicaron una columna-información no firmada en el Diario 16, hace más de treinta años. Aquellas, al igual que las que actualmente firmo, tampoco tuvieron ninguna repercusión salvo que algún cansino se me acerque a felicitarme o que el director del CEP, otro cansino, me pida que os cuente mi vida por escrito (lo que para mí supone un auténtico aburrimiento).
Muchas gracias por vuestra paciencia.
1 comentario:
Nos ha divertido mucho tu entrada en el blog. Muchas gracias. Un abrazo de los Noticieros de Huerta de la Obispalía.
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